Henry Lindfield

12 de Febrero de 1898

Henry Lindfield, es el primer conductor que fallece tras un accidente vial (antes había fallecido un peatón). Quizás nos llame la atención, pero el coche... era eléctrico. Por la época de 1890 había bastante paridad entre vehículos de combustión interna y eléctricos como hoy la puede haber entre diesel o nafteros.

El sábado 12 de febrero de 1898, Henry Lindfield conducía un vehículo eléctrico de Londres a Brighton, acompañado de su hijo, Bernard, de 18 años. Pasando la localidad de Croydon, descendían una larga colina con el impulso del propio vehículo. Aproximadamente a la mitad de la colina, el automóvil comenzó a balancearse, probablemente debido a la acción del freno y hasta una bolsa se cayó del vehículo. La velocidad que alcanzó el vehículo se estimó que estaba entre 25 y 27 km/h. Inmediatamente después, el vehículo se volvió inmanejable y al intentar girar para seguir la curva del camino, atravesó un alambre de púas y chocó contra un árbol con gran fuerza. Desafortunadamente, una de las piernas de Henry Lindfield se rompió por completo justo debajo de la rodilla quedando entre el automóvil y el árbol. El hijo fue arrojado del vehículo quedando prácticamente ileso.

Henry Lindfield fue trasladado al Hospital, donde se determinó que sus heridas eran tan graves (la arteria principal estaba rota) que los tres cirujanos que estaban presentes llegaron a la conclusión de que la única posibilidad de salvarle la vida era la amputación de la extremidad lesionada. Después de la operación Henry Lindfield quedó inconsciente y a eso de las nueve de la mañana... falleció. Su esposa había muerto 5 años antes y con 42 años dejó a dos hijos y una hija huérfanos.

De esta manera se recuerda a Henry Lindfield como el primer conductor y víctima fatal que murió por heridas graves derivadas de un accidente de automóvil. Un año y trece días después, ocurre el primer pasajero fallecido como consecuencia de las heridas sufridas en un accidente vial y su conductor como el primer fallecido en el acto de un accidente vial y con un vehículo de combustión interna. Para que sea considerada una víctima fatal, no es necesario que el fallecimiento ocurra en el acto, dado que si el deceso ocurre dentro de los 30 días del hecho vial, alimenta la estadística de víctimas fatales. Pasado este tiempo, se lo considera una víctima vial pero no fatal.

Este tipo de accidente no suele ser común. Por lo general, el exceso de velocidad es buscado acelerando el vehículo, sin embargo, aquí, el conductor deja caer el auto y aplica los frenos en forma tardía cuando el vehículo ya se encontraba desestabilizado. Para los conductores profesionales de alto porte se lo conoce con el término de que "el vehículo se embala". Para evitar este efecto, se mantiene frenado el vehículo desde el inicio a una velocidad donde no se pierde el control. Para evitar el calentamiento del disco y/o las campanas de freno se aconseja frenar el vehículo con el motor. Para ello se coloca un cambio bajo, dependiendo de la pendiente del camino y el peso del vehículo, para lograr la velocidad deseada en forma constante. Pequeños ajustes se pueden hacer con el freno o el acelerador para corregir, sin embargo nunca se debe apretar el embrague. Esta técnica de frenado se la conoce como freno motor y es frecuente cuando se cruza la Cordillera de Los Andes. Para conocer este freno presione aquí.

Debemos recordar, que el exceso de velocidad, aumenta la posibilidad de pérdida del control del vehículo, reduce la eficacia de los equipos de protección para los ocupantes, aumenta la distancia de frenado y por lo tanto los tiempos de percepción y reacción deben ser muy reducidos, aumenta exponencialmente la fuerza del impacto aumentando la posibilidad de lesiones graves.

Tampoco debemos pasar por alto la suerte que tuvo el hijo al no tener el cinturón, salió despedido del vehículo y no sufrió lesiones. Al tener el cinturón puesto, las desaceleración es controlada con la deformación del vehículo en cambio, si salis despedido, la desaceleración depende de donde impactes y con qué. Por ejemplo, si su cabeza hubiera impactado con el árbol o una piedra, seguramente tendría un daño grave, sin embargo, cayó con el cuerpo y sobre el paso logrando disipar la energía con el arrastre. Por este motivo, usar el cinturón de seguridad reduce el riesgo de muerte en caso de accidente a la mitad.

Nicolas Brunori, Calle Gral. A. Tiscornia 144 piso 1° dpto. "C", S.C. Bariloche, Rio Negro, Argentina, (+54) 9294 462 8006
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